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CAPITULO PRIMERO
«Eureka
ARQUÍMEDES
Call6 la sefñora Adriana, la enfermera, y un
pesado silencio invadió el íntímo, angosto y viejo
salón que iba sumiéndose en el recogimiento del
crepúsculo.
Hundido en el cojín đe pluma de una ancha
poltrona, vestida de tela verde rameada, el doctor
Lecharme, con casaca azul guarnecida de botones
de oro cruzada encima del vientre, y calzón de
nankín, meneaba nerviosamente la cabeza, mien-
tras con los dedos tamborileaba sobre sus rótulas.
Enfrente, la cocinera Bríbida permanecía silen-
ciosa, sentada en un escabel, con los brazos col-
gando.
Las últimas luces anaranjadas de un tierno y
jubiloso mes de abril herfan rectamente una con-
sola, infamaban un escritorio nimbando el busto
de una María Antonieta de amarillento mármol.